¿Por qué las dietas no funcionan?


¿Por qué las dietas no funcionan?
Lo has intentado ya de todo: la dieta de la piña, la dieta de la manzana, la dieta de la luna, y hasta la dieta de la sopa milagrosa. A la hora de hacer el super compras todos los productos “de dieta”, ya te inscribiste al gym, y—sin creer mucho en ellas pero pensando que igual no tenías nada que perder—hasta le has entrado a las pastillas, los jugos, y las cremas milagrosas que te prometen quemar la grasa, bajar de peso, y adquirir esa figura espectacular que tanto deseas. Pero es imposible. Ya lo probaste todo y, simplemente, nada funciona.
Luego ojeando un diario te encuentras con una nota y lees sobre el más reciente estudio que se ha topado con la solución:
Científicos “descubren” el secreto para bajar de peso: Come menos y haz más ejercicio.
“¿Come menos y haz más ejercicio? ¡¿Come menos y haz más ejercicio?! ¿¡Pues qué fregados creen que es lo que he estado haciendo en todo este tiempo!?” Llevas semanas sufriendo el gimnasio y, con todo el poder de tu fuerza de voluntad, soportando el dolor en las tripas que te rugen de hambre por mantener la méndiga dieta. Pero no sirve. De verdad ya lo intentaste y no sirve. Peor aún, incluso cuando al fin logras bajar unos cuantos kilos, terminada la dieta viene tan presto el “rebote” y lo que te costo meses bajar de peso lo repones en apenas unos cuantos días. Es doloroso y es frustrante.

Aquí en este mismo blog hemos hablado ya de por qué, en efecto, los productos de dieta no funcionan; y hemos mencionamos que es cierto, se puede bajar de peso comiendo Twinkies, siempre que reduzcas la cantidad total de calorías que ingieres. Pero si matarse de hambre y dejar de comer no es la solución, entonces, ¿qué podemos hacer? ¿cuál es la receta para tener éxito en bajar de peso?

Alisa Anokhina, investigadora del centro de psicología clínica de UCL, dice que la respuesta más franca y honesta que hoy en día pueden dar los científicos es: “En realidad, no lo sabemos.”

Aunque aún hace falta realizar mucha más investigación al respecto, si hay algunas cosas que vamos descubriendo y ella apunta que el fracaso rotundo de las dietas se debe a que suelen ignorar un punto clave y muy importante: nuestra psicología humana. Las dietas suelen olvidar que somos personas—con emociones, gustos e impulsos—y no máquinas a las que simplemente se les puede programar para “comer menos y hacer más ejercicio”.

Antes que nada, Alisa sugiere, debemos estar consientes que bajar de peso es difícil, no es fácil como se aparenta en los anuncios de la tele y las revistas, es algo que va a requerir de nuestra atención y dedicación. Pero tampoco es algo imposible, ni que requiera de nuestro sufrimiento o de nuestra frustración. Para esto, la investigadora nos regala tres sencillas recomendaciones que nos pueden ayudar a cambiar nuestros hábitos y adquirir una condición física más saludable:
  1. Come cosas que te gusten. La razón número uno por la que fallan las dietas es porque se centran en la idea de privarnos de los alimentos que nos gustan y comer, en su lugar, cosas que no nos gustan. La dieta se vuelve un “castigo”, y es por lo tanto imposible hacer de ella un hábito. En lugar de eso busca opciones de alimentos que sean más saludables (menos calorías, menos grasa, menos azúcares, menos procesadas), pero que también te gusten a tí y que puedas disfrutar al comerlos de manera regular. Busca cambiar tus hábitos de una manera positiva para mejorar tu estilo de vida.

  2. Realiza actividades físicas que te gusten. De manera similar al punto anterior, no te fuerces en ir al gimnasio si lo detestas. Lo único que conseguiras es fatigarte, tanto física como mentalmente, y debilitar tu fuerza de voluntad (¡por lo que acabarás comiendo más y no menos!). En lugar de eso, busca cambiar tus hábitos e incluir actividades físicas que te gusten. Estaciona el coche más lejos o bájate del camión unas paradas antes para disfrutar de una buena caminada y un momento de reflexión. Si eres una persona más bien sociable, convence a tus amigos para jugar algún deporte en equipo—sin ánimo de competencia, sólo por buscar diversión. Inscríbete a un curso de yoga, de rumba, de salsa, o de aeróbics. Haz algo pero, hagas lo que hagas, ¡asegúrate también de divertirte!

  3. ¿Tienes un antojo? ¡Consiéntete! Por más que lo intentas, ¿no puedes suprimir de tu mente la imagen de esa suculenta pizza, unas frituras con salsa bien picosita, o esos panquecitos tan deliciosos? ¡Deja de intentar suprimir esos pensamientos! Es inútil y lo único que conseguiras será seguir reforzando en tu mente esa imagen de la tentación prohibida. En lugar de eso acéptalo y consiéntete: “está bien, me voy a comer mi panqué (o mis frituras, o mi pizza), pero yo me lo voy a preparar”. Busca la receta en internet y sal al super a comprar los ingredientes. De esta manera lograras darte una recompensa positiva (¡no negativa!) y, al mismo tiempo, estarás más consiente de los ingredientes que se incluyen en lo que regularmente te comes.

Así los dejo entonces con estos consejos que, en general para todos, nos pueden ayudar para cambiar y mejorar nuestro estilo de vida. Y si actualmente te encuentras tratando de bajar de peso, no olvides que—aunque es una tarea difícil y no hay recetas ni trucos milagrosos— se puede lograr poco a poco al ir mejorando nuestros hábitos en una forma positiva.

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